Un día, Diógenes estaba comiendo un plato de lentejas, sentado en el umbral de una casa cualquiera. No había ningún alimento en toda Atenas más barato que el guiso de lentejas. Comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad.
Pasó un ministro del Emperador y le dijo:
-¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y adular un poco más al Emperador, no tendrías que comer lentejas.
Diógenes dejó de comer, levantó la vista y, mirando intensamente al acaudalado interlocutor, contestó:
-Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al Emperador.
Para aquellos que han caído dentro de una personalidad complaciente, tienes que empezar a ser más honesto y transparente con los demás. Primero que todo, haz lo que creas que está bien para ti, no hagas las cosas para complacer o quedar bien con los demás. La raíz de la personalidad complaciente descansa en el hecho de que no crees lo suficientemente en ti mismo, no crees que lo que dices/haces es lo indicado, es lo correcto, y pones en manos de otros los criterios de lo que es correcto/apropiado/bueno. Empieza a creer en tu criterio, aprende a tomar riesgos y escucha esa pequeña voz interior que te dice cuando debes decir/hacer algo o no.
Aprende a asumir que muchas veces tendrás que decepcionar a algunas personas.
En definitiva, las lentejas te harán libre ;-p
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hola. En desuso en la actualidad. La libertad, como capacidad de elección está extinguiéndose, se impone la uniformidad, la masa, el rebaño. Nada de pensar por ti mismo, ¿opinar? sólo permitido si entra dentro de lo "Políticamente correcto". Además las lentejas están riquísimas!
ResponderEliminarJijiji...me encanta saber que a ti también te gustan las "lentejas". No es fácil encontrar con quien compartirlas.y perdona por no haberte recibido como mereces, ando liadisisiisma entre "guiso y guiso". Pero nunca es tarde y si de darte la bieneenida se trata ahí te va una super beso MUACKS.
ResponderEliminarGracias encanto.