Me tienes en tus manos, que cabrón y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi misma.
Maldito rubio, eres como un dolor sin sitio.
A veces quiero hablarte de hombres que al lado tuyo persigo, solo por dolerte y encelarte, porque me jode que no seas mio. Al menos no tan mio como para clavarte las uñas a diario.
Y me palpo cuando te pienso y te pienso con los dedos mojados.
¡Qué distante te haces y qué ausente cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, dulce como un higo, llename por dentro tirano de los sentidos y deja que tienda mis bragas después de hacerte mio.
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Mis amores